El escribano debe ser copista y calígrafo, y tanto uno como otro tienen como objeto transmitir la expresión verbal representándola visualmente, para lo que necesitan realizar una letra elegante y enérgica, empleando tinta negra y de gran calidad, revisar el cálamo y hacerle un corte perfecto, establecer una buena medición previa y saber donde ubicar correctamente las pausas. El calígrafo afilara la punta del cálamo sin pasarse en el corte ni dejarle demasiada pulpa, para que su caligrafía sea mas enérgica. Del mismo modo existe una regla, por la que se advierte que no es igual la escritura con tinta midad que con tinta hibr, puesto que al escribir con hibr hay que temerse que la grasa del cálamo absorba demasiado la tinta, por lo que el copista deberá hacer en tal caso una punta oblicua, que ira mucho mejor para su caligrafía. Si el escribano, sea copista o calígrafo, se apoya sobre el filo derecho del cálamo, logrará una letra mas enérgica y mas hermosa.
Así pues Ibn Al Sid define la caligrafía como el procedimiento que permite transmitir el lenguaje por medio de la escritura siguiendo una serie de técnicas para conseguir una letra clara y hermosa. En este sentido aconseja tanto al calígrafo como al escribano el uso de una tinta sólida y de buena calidad.
Ibn Al Sid también comenta las distintas clases de calamos basándose en Ibn Muqla, y enumera hasta 21 tipos distintos de caligrafía, aunque no se ocupa de sus peculiaridades estéticas.
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